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Un medidor de flujo electromagnético tiene dos componentes principales: el sensor y el convertidor. Funciona utilizando la ley de inducción electromagnética de Faraday para medir el flujo de líquidos conductores. Este dispositivo se usa ampliamente en diversas industrias, como metalurgia, productos químicos, papel y pulpa, protección del medio ambiente, petróleo, textiles, alimentos y bebidas, gestión municipal y construcción de conservación de agua.
Los electrodos generan un campo magnético que induce un voltaje en el líquido conductor. Mientras tanto. El convertidor convierte la señal de voltaje en una velocidad de flujo. Como resultado. El medidor de flujo electromagnético proporciona lecturas altamente precisas y confiables, lo que permite mediciones precisas en diferentes aplicaciones industriales.
Aplicaciones típicas: ácidos, álcalis, soluciones salinas, pulpa, lloses y otros fluidos conductores.